lunes, 21 de febrero de 2011

"¡Tenías que ver a Enrique Octavo cuando estaba en plena juventud! ¡Era un ramillete de gracias! Tenía la costumbre de casarse cada día con una mujer, y a la mañana siguiente le rebanaba la cabeza. Y lo hacía con la misma tranquilidad que si pidiese un par de huevos. 'Traedme a Nell Gwynna', decía. Traíansela. A la mañana siguiente: '¡Rebanadle la cabeza!' Y se la rebanaban. 'Traedme a Jane Shore', ordenaba, y ella acudía. A la mañana siguiente: 'Rebanadle la cabeza', y se la rebanaban. 'Tocad el timbre y que acuda la linda Rosamunda.' La linda Rosamunda acudía a la llamada. A la mañana siguiente: '¡Rebanadle la cabeza!' Y a todas ellas les hacía contar cada noche un cuento; y no paró en ese llamar y rebanar de cabezas hasta que reunió mil y un cuentos..."

Te pasás, Huckleberry ♥

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